En la práctica del derecho, todos estamos familiarizados con los mandamientos que Eduardo J. Couture nos dejó como legado. Estos principios nos guían y nos inspiran a ser mejores profesionales. Sin embargo, en la vorágine de la abogacía moderna, creo que es necesario añadir un undécimo mandamiento a esta lista: Sé Resiliente.
Me surgió la idea de publicar este artículo, por qué actualmente he tenido una racha en la que he recibido un cúmulo de resoluciones adversas que, creo que legalmente no debieron haber sucedido, aquí te los enumero muy brevemente:
- En un Tribunal Colegiado en Tijuana, me aplicaron una jurisprudencia que ni siquiera se había publicado para resolver en contra de mis pretensiones, pasando por alto la prohibición de no aplicación retroactiva de la jurisprudencia.
- En Juzgado de Distrito en Veracruz, me desecharon una reconvención en un juicio especial marítimo por qué al señor Juez no le pareció correcta la denominación de la acción que intentamos, pasando por alto la jurisprudencia que dice que la acción procede en juicio aunque no se exprese su nombre y una tesis aislada en la que se dice que es exagerado pedir que se aclare la clase de acción por lo principios Iura novit curia (el juez conoce el Derecho) y da mihi facta, dabo tibi ius (Dame los hechos que yo te daré el Derecho).
- En un Juzgado mixto en San José del Cabo el señor Juez no quiso resolver con prontitud por el qué dirán, pues allá siempre se tardan en resolver, a pesar que reconoció que la demanda y la solicitud de medidas urgentes estaban apegadas a Derecho.
- En un Juzgado de Distrito en Mexicali, el señor Juez negó la suspensión provisional por qué para la suspensión no se acompañó una copia certificada del documento que otorga el interés jurídico (aunque sí se acompañó para el principal), omitiendo la obligación jurisprudencial de realizar el cotejo con la copia certificada que se presentó en el principal.
- En el mismo Juzgado, solicité el cotejo utilizando los medios electrónicos y dijeron que presenté un escrito que sólo tenía el número de expediente y el juzgado (cuando me cercioré de que fuera el documento correcto y completo antes de enviarlo y no creo que se borren en el ciberespacio) y entonces negaron la suspensión definitiva por qué la copia certificada se presentó en el principal y no en el incidente, aunque insisto, existe jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la que se dice que es obligación del Juez realizar el cotejo correspondiente de manera oficiosa.
- Tengo un par de casos más, pero creo que ya se entendió la idea.
Todo esto me sucedió casi simultáneamente por lo que tenía que hacer un grupo de recursos al mismo tiempo, así que no me quedaba tiempo para quejarme de lo que considero injusticias y desaplicación del derecho y de la jurisprudencia.
Por todo esto pensé que si viviera el Procesalista Eduardo Juan Couture Etcheverry, mejor conocido como Eduardo J. Couture, tal vez consideraría que en los tiempos modernos debería agregar el mandamiento que aquí sugiero, así que con permiso y respeto a nuestro autor, te muestro mi propuesta.
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Sé Resiliente
La resiliencia es la capacidad de adaptarse y superar situaciones adversas. En nuestra profesión, la resiliencia se convierte en una herramienta esencial. Habrá momentos en los que pareciera que el universo conspira en nuestra contra: resoluciones desfavorables, decisiones judiciales inesperadas, y clientes insatisfechos. En estos momentos, nuestra lucidez mental será puesta a prueba, así que:
Mantén la calma y la claridad mental. La resiliencia no solo se trata de soportar la presión, sino de mantener la mente clara para analizar cada resolución con detenimiento. En vez de dejarte abrumar por la cantidad de impugnaciones necesarias, aborda cada una con precisión y cuidado. Un buen abogado no solo lucha, sino que lo hace de manera estratégica y ordenada.
Aprende de cada derrota. Cada resolución en tu contra es una oportunidad para aprender y mejorar. Reflexiona sobre los errores cometidos, sobre las argumentaciones que no funcionaron, y utiliza ese conocimiento para fortalecer tu próxima impugnación. La resiliencia se construye sobre la base de la experiencia y el aprendizaje continuo.
Confía en tus habilidades y en el proceso. La práctica del derecho es un camino largo y a veces ingrato. Sin embargo, confía en tu formación (pasada y en la que te darás para superar el momento ingrato), en tus habilidades y en el proceso legal. Recuerda que cada impugnación es una oportunidad para reafirmar tu compromiso con la justicia y la verdad.
Apóyate en tu red. La resiliencia también se alimenta del apoyo. No dudes en buscar consejo y apoyo en tus colegas, en compartir tus preocupaciones y en construir una red de apoyo sólida. La colaboración y el intercambio de ideas fortalecen nuestra capacidad para enfrentar los desafíos.
En este página estamos trabajando para construir una red nacional e internacional para apoyarnos los unos a los otros para temas jurídicos y personales, en unos días tendrás noticias de los primeros avances.
No odies al juez. El juez está ahí para interpretar la ley y hacer justicia de acuerdo con su entendimiento y los hechos presentados. Mantén el respeto y la profesionalidad, incluso cuando sus decisiones no sean favorables. Incluso cuando sean abiertamente contrarias a Derecho, respétalo y nunca le digas al cliente que se vendió o algo por el estilo, tú eres el guardián de la reputación del sistema judicial.
No te lo tomes personal. En la abogacía, muchas veces las decisiones desfavorables no son un reflejo de tu habilidad o dedicación. Mantén una perspectiva profesional y evita personalizar los resultados.
En resumen, ser resiliente significa enfrentarse a la adversidad con valentía y claridad, aprendiendo de cada obstáculo y fortaleciendo nuestra práctica con cada desafío superado. Este pretendido undécimo mandamiento nos recuerda que, en la abogacía, la lucha es constante, pero con resiliencia, cada batalla nos hace más fuertes y mejores profesionales.
Recordatorio de los Mandamientos del Abogado
- Estudia: El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.
- Piensa: El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
- Trabaja: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
- Lucha: Tu deber es luchar por el derecho, pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
- Sé leal: Leal con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal con el adversario, aún cuando él sea desleal contigo. Leal con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna vez debe confiar en el que tú le invocas.
- Tolera: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
- Ten paciencia: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
- Ten fe: Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustituto bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.
- Olvida: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor, llegará el día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
- Ama tu profesión: Trata de considerar la abogacía de manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.
Conclusión
Otra vez: Ser resiliente significa enfrentarse a la adversidad con valentía y claridad, aprendiendo de cada obstáculo y fortaleciendo nuestra práctica con cada desafío superado. Este pretendido undécimo mandamiento nos recuerda que, en la abogacía, la lucha es constante, pero con resiliencia, cada batalla nos hace más fuertes y mejores profesionales.