Introducción:
Cuando las instituciones que garantizan elecciones justas son controladas por un solo grupo político, la democracia está en peligro. Esto es exactamente lo que ocurrió en Venezuela, donde el oficialismo tomó el control del Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), eliminando cualquier posibilidad de alternancia en el poder. En México, estamos viendo señales preocupantes en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). ¿Podemos estar caminando hacia el mismo destino?

Este post busca explicar cómo las recientes decisiones del Tribunal Electoral en México pueden llevarnos a un escenario similar al de Venezuela, donde el control político sobre los órganos judiciales y electorales destruyó la confianza ciudadana en las elecciones.


1. ¿Qué pasó en Venezuela?
Venezuela no siempre fue un país sin alternancia democrática. En el pasado, las elecciones eran vistas como un mecanismo para elegir a los gobernantes. Pero cuando el chavismo llegó al poder, comenzó un proceso de captura de instituciones clave, como el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Esto tuvo graves consecuencias:

  • Resultados dudosos: Se declararon ganadores oficiales en elecciones sin pruebas claras ni auditorías confiables.
  • Eliminación de opositores: Líderes de la oposición fueron inhabilitados o encarcelados, dejando a los ciudadanos sin opciones reales para elegir.
  • Pérdida de confianza: Los votantes dejaron de creer en el sistema electoral y en los tribunales encargados de garantizar su imparcialidad.

Hoy, en Venezuela, las elecciones son un trámite simbólico. Aunque los ciudadanos voten, los resultados son controlados desde las instituciones, siempre a favor del gobierno. Esto no ocurrió de la noche a la mañana; fue un proceso de años, con decisiones que parecían pequeñas, pero que juntas llevaron a este colapso democrático.


2. ¿Qué está pasando en México?
En México, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) tiene un papel clave: garantizar que las elecciones sean imparciales, justas y confiables. Sin embargo, algunas señales recientes generan preocupación:

  • Un Tribunal incompleto y dividido: Actualmente, el TEPJF opera con solo cinco integrantes en lugar de siete, y tres de ellos tienen vínculos con el oficialismo. Esto pone en riesgo la imparcialidad de sus decisiones.
  • Decisiones polémicas: Recientemente, el Tribunal ordenó al Senado, dominado por el oficialismo, organizar un sorteo para seleccionar a los candidatos a jueces. Esto debería ser una función del Poder Judicial, pero el Tribunal está transfiriendo esta responsabilidad a una institución política.
  • Posible control del oficialismo: Estas acciones abren la puerta para que el gobierno influya en la selección de jueces y magistrados, poniendo en duda la independencia del Poder Judicial.

3. Venezuela y México: ¿Estamos viendo el mismo patrón?
Aunque los contextos son distintos, las similitudes entre Venezuela y México son alarmantes:

  • Tribunales bajo control: En ambos casos, los órganos encargados de supervisar elecciones o garantizar justicia han sido sometidos a la influencia política del oficialismo.
  • Concentración de poder: Las decisiones que deberían proteger la democracia se usan para beneficiar a un solo grupo político.
  • Ataques a la independencia: En Venezuela, la captura de instituciones fue el primer paso hacia un sistema sin contrapesos. En México, estamos viendo señales similares, con decisiones que fortalecen el control político sobre órganos autónomos.

4. ¿Por qué debemos preocuparnos?
Cuando los tribunales pierden independencia, se rompe el equilibrio entre los poderes y las elecciones dejan de ser un mecanismo confiable para elegir a nuestros gobernantes. Esto no solo afecta a los políticos de oposición, sino también a los ciudadanos, que pierden su derecho a decidir libremente el futuro del país.

Venezuela nos enseña que permitir la manipulación de instituciones clave tiene consecuencias graves y duraderas. En México, todavía estamos a tiempo de actuar, pero debemos ser vigilantes y exigir:

  • Respeto a la independencia judicial: Ningún grupo político debe controlar los tribunales ni los órganos electorales.
  • Transparencia en las decisiones: Los procesos deben ser claros y accesibles para que todos los ciudadanos puedan confiar en ellos.
  • Participación ciudadana: La sociedad debe alzar la voz para proteger las instituciones que garantizan la democracia.

Conclusión:
México está en una encrucijada. Las recientes decisiones del Tribunal Electoral nos muestran que la captura de las instituciones no es una amenaza lejana, sino una realidad que debemos enfrentar. Aprendamos de Venezuela y detengamos este proceso antes de que sea demasiado tarde. La democracia no se pierde en un solo día, pero cada paso hacia el autoritarismo nos acerca más a ese abismo.